Investigadores canadienses han descubierto que las células cerebrales con mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson consumen cantidades inusualmente altas de energía para funcionar, con lo que se agotan gradualmente y mueren de forma prematura.
Los resultados apuntan que las neuronas ‘sensibles’ son morfológicamente muy complejas, con una extensa ramificación de los axones. Este tipo de células tan complejas probablemente necesita una gran cantidad de energía para garantizar el correcto funcionamiento de su extensa arborización axonal y la liberación de neurotransmisores, lo que explicaría el deterioro celular acelerado.
Los autores han observado que las neuronas de la sustancia negra, que liberan dopamina, parecen producir constantemente energía en niveles muy cercanos a su máxima capacidad a través del funcionamiento de las mitocondrias de los axones. El hecho de estar constantemente cerca de su límite de producción de energía sería una de las razones por las que estas neuronas son tan vulnerables, ya que cuando las mitocondrias funcionan a niveles tan altos, producen especies reactivas de oxígeno que pueden convertirse en tóxicas para las células a largo plazo.
Ese fenómeno, conocido como estrés oxidativo. puede representar una vía final común para desencadenar la enfermedad de Parkinson. Estos hallazgos podrían abrir la puerta a la creación de mejores modelos animales de la enfermedad y la identificación de nuevas estrategias de tratamiento.
Palabras claveEstrés oxidativoParkinson CategoriasNeurodegeneraciónTrastornos del movimiento