Científicos estadounidenses han desarrollado un nuevo sistema que hace posible que una persona parapléjica estreche la mano o beba una cerveza gracias a un brazo robótico. El método se basa en la instalación de 96 electrodos en las neuronas de la corteza parietal posterior, la zona del cerebro que controla la intencionalidad del movimiento, lo que facilita que éste sea más natural y armonioso.
Los sistemas tradicionales se basan en registrar señales de la corteza motora, que se encarga de ejecutar los movimientos. Por ello, era necesario que los individuos pensaran de manera detallada y específica en cada uno de los movimientos que querían hacer. Sin embargo, la corteza parietal posterior ocupa un lugar anterior en el proceso del movimiento, la fuente desde la que se producen las señales.
La ventaja de registrar los impulsos en esta zona es que el cerebro no necesita especificar de manera detallada un movimiento, pues este trabajo se puede hacer con la ayuda de ordenadores y robots inteligentes que sólo necesitan conocer el propósito del sujeto. Esto permite que para el paciente sea más sencillo emitir las órdenes transmitidas al brazo robótico y que los movimientos de éste sean mucho más naturales y fáciles de conseguir.
Palabras claveCorteza parietal posteriorParaplejía CategoriasTraumatismos