La arteria trigeminal persistente (ATP), un hecho conocido por su persistencia en la edad adulta, aparece como un hallazgo incidental en el 0,1 a 0,6% de las angiografías cerebrales. Su presencia puede asociarse a algunos problemas como la neuralgia trigeminal, el síndrome de Pascual-Castroviejo tipo II y aneurismas intracraneales o tumores. En muchos casos se relaciona con neuropatías craneales, sobre todo pares oculomotores y trigémino.
En Revista de Neurología se publica el caso de un paciente que presentó cefalea hemicraneal y, tras unos días, asoció visión doble. En la exploración física sólo se detectó una limitación en la abducción del ojo. Las demás pruebas que se realizaron resultaron negativas o normales, pero la angiorresonancia desveló la presencia de la arteria trigeminal persistente que acompañaba el trayecto del VI par craneal. Con el tratamiento con prednisona durante un mes, el paciente quedó asintomático y restableció la visión normal.
Palabras claveAngiorresonanciaarteria trigeminal persistente CategoriasNeuroimagenPatología vascular